Del costo total de una carrera, una familia en nuestro país debe solventar en promedio el 79%; en Estados Unidos, en cambio, pagan el 34% del arancel total de los estudios. Diferencia se explica por los subsidios estatales.
B. Aguirre y M. J. Gutiérrez
"La universidad en Chile es muy cara, especialmente para familias que no tienen mucho dinero", dice Robert Schuppenhauer, estudiante alemán de intercambio en Chile.
El valor promedio del arancel de 12 universidades en Chile, que están entre las más reconocidas se empina sobre los $3 millones al año y hay algunas que llegan casi a los $5 millones. (Ver infografía).
"En 2010 en promedio un estudiante de educación superior de primer año está pagando un 11,9% (real) más que lo que pagaba uno en 2005", explica el jefe del departamento de Investigación e Información Pública del Consejo Nacional de Educación (CNED), Rodrigo Díaz.
Pero el problema no es sólo cuánto cuesta sino quién paga.
En Chile, el 79,2% del costo de las carreras universitarias es financiado por las familias, mientras que en EE.UU. es el 34% y en España el 17%.
"Aquí, para las familias de clase media, que pertenecen al tercer y cuarto quintil, que un hijo entre a la educación superior es más caro que el dividendo de un departamento", sentencia Patricio Meller, economista de la U. de Chile y de Cieplan.
"Chile es el segundo país del mundo con mayor segregación educativa, después de Perú", agrega Mario Waisbluth, coordinador de Educación 2020.
Comparación mundial
En Chile, estudiar en una universidad privada o en una del Consejo de Rectores -que cuentan con aporte estatal- vale prácticamente lo mismo, según el CNED.
Así, el arancel promedio de la Pontificia Universidad Católica es un poco más alto que el de la U. Finis Terrae y más barato que la Adolfo Ibáñez o la de los Andes. La U. de Chile, en tanto, cuesta casi lo mismo que la U. Andrés Bello.
"Al contrario de lo que ocurre en otras partes del mundo, las universidades estatales necesitan cobrar aranceles cercanos al costo real de las carreras impartidas, pues los recursos aportados por el Estado son reducidos comparativamente", explica José Joaquín Brunner, director del Centro de Políticas Comparadas en Educación de la UDP.
En otros países latinoamericanos como Brasil, Argentina y Venezuela las públicas son gratuitas. Lo mismo sucede en ocho de los 31 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En Alemania, en seis Estados no se paga, mientras que en los países nórdicos la educación superior no tiene costo para sus ciudadanos. Esto hace que un 69% de los jóvenes acceda a la universidad en Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia.
Sin embargo, la tendencia en Europa ha sido a subir la tasa de matrícula de las universidades.
Becas y ayudas
Además de Chile hay otros países donde ir a la universidad tiene un costo millonario e incluso es más caro. Por ejemplo, estudiar en Estados Unidos puede valer más de $20 millones al año, en el caso de Columbia.
En este país, al igual que en Chile la ayuda estatal está centrada en becas y préstamos más que en subsidios a universidades. La diferencia está en que, del valor total de la carrera las familias estadounidenses pagan sólo un tercio porque el porcentaje restante corresponde a becas y ayudas públicas y privadas, mientras. En Chile, esa ayuda es menor.
"Conozco poca gente que tiene becas. La mayoría estudia con crédito", cuenta Ignacio Casielles, alumno de Sociología de la PUC que el año pasado logró la Beca de Honor que cubrió la mitad de su arancel universitario. Él pagó al año $1.740.000 y el resto lo cubrió el beneficio.
"El subsidio a la demanda que el Estado realiza, se concentra mayoritariamente en los esquemas de crédito y una parte menor va destinada a becas", aclara Brunner quien dice que hay más de 10 tipos diferentes de becas.
Alanna Murphy estudia en la U. George Washington (privada), donde la matrícula anual cuesta US$ 40.392 (unos $19,5 millones), sin embargo cuenta con tres becas que le financian el 91% de la carrera.
El aporte en becas no es exclusivo de EE.UU. En Francia y España, donde ya el precio de la universidad está subvencionado por lo que estudiar es barato, las familias también cuentan con ayudas y terminan pagando el 10% y 17% respectivamente.
"El costo de mi último curso era de $4,1 millones, pero $3,2 millones estaban subvencionados para todos los alumnos. Yo, por ser de familia numerosa y de bajos ingresos, tuve matrícula gratis y una beca por $1,3 millones para financiar el transporte, alojamiento y materiales", cuenta Linus Marubens, de la U. Autónoma de Barcelona.
Chilenos demoran más en recuperar el dinero invertido en sus estudios que en otros países.
"Los precios de los aranceles que cobran las universidades acá, corregido por ingreso per cápita, está entre los más altos del mundo", dice el economista, Patricio Meller.
Otro tema a considerar es el retorno que significa estudiar, y ahí importa el sueldo al recibirse. En su libro "Carreras universitarias" el economista señala que las carreras relacionadas con ingeniería, salud y negocios son de alta rentabilidad y las de ciencias sociales, arquitectura, agronomía y pedagogía son menos rentables. Y estudiar en una universidad de alta selectividad es más rentable que estudiar en otras menos exigentes.
Sin importar la carrera, en Chile los estudiantes demoran más en recuperar el dinero invertido en sus estudios que en otros países.
De acuerdo a los datos de Futuro Laboral, los profesionales egresados de las 14 carreras más demandadas, ganan a los dos años de egreso en promedio $850 mil al mes y en promedio invierten $3 millones al año para pagar sus estudios. Es decir, trabajando ganan al mes, menos de un tercio de lo que pagaron al año por estudiar.
En España, en cambio, un ingeniero recién recibido gana entre 1.000 y 1.500 euros al mes, lo que es similar a la porción del costo total de la carrera que debió financiar al año. En Francia, un estudiante de arquitectura en una escuela pública paga 600 euros al año y al egresar recibe el doble al mes. Mientras que en Alemania, Robert Schuppenhauer paga de su bolsillo 1.200 euros al año en ingeniería y espera ganar poco más de cuatro mil euros al mes luego de recibirse.
Fuente: Emol
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