BREVE RESUMEN PROYECTO POLÍTICO
Actuar Colectivo
Universidad de Chile.
I. ¿Por qué un Proyecto Político?
Porque
nos constituimos como un movimiento cuya pretensión final es cambiar la
realidad, para lo cual se requieren de acciones que tiendan a incidir en las
dimensiones de aquella. Luego, debemos entender como proyecto político el
instrumento (o entramado de táctica y estrategia) a través del que se organiza
la apropiada combinación de conocimientos y experiencias para diseñar el
proceso que conduce a la finalidad comprometida con la sociedad. Se basa en la
planificación y programación de diversas iniciativas políticas destinadas a un
objetivo político común, socialmente asumido y contando con la máxima
eficiencia de recursos humanos, políticos, económicos y temporales.
II. Proyecto.
a. ¿Qué somos?
Somos
un movimiento político de izquierda -de
relativa reciente creación- de la facultad de Derecho de la universidad
de Chile, de intención revolucionaria y acción transformadora. Trabajamos a
nivel Universidad como parte de la plataforma Luchar, mientras que a nivel
nacional integramos la Unión Nacional Estudiantil.
b. ¿Qué pensamos? Proyecto Político.
Queremos generar una
alternativa que sea plausible para toda organización de izquierda. Así,
pretendemos constituir elementos que funcionen como una hoja de ruta para las
agrupaciones de intención revolucionaria y acción transformadora, buscando
aterrizar dichas líneas al espacio local en el cual se desenvuelve la
agrupación correspondiente.
Así, ACTUAR COLECTIVO es un movimiento político de izquierda
cuyo objetivo estratégico es generar una alternativa política
contrahegemónica al sistema capitalista a través de la reconstrucción del
tejido social –constitución del sujeto colectivo- de nuestro país.
Creemos
que dicha disputa debe darse desde dos frentes:
(i) La disputa socio-cultural: El primero y más relevante, donde creemos que deben darse los esfuerzos por construir hoy realmente una sociedad justa, libre e igualitaria, dice relación con la disputa del plano de la intersubjetividad del individuo. Creemos que ésta debe darse a través de la batalla a la Ideología del capitalismo, entendida ésta no como la teoría o doctrina neoliberal, sino como los valores que condicionan, directa o indirectamente, nuestro vivir en sociedad; es decir, cómo se generan y autoreproducen las relaciones sociales existentes, hoy basadas en el individualismo, la competencia, el consumo como forma de satisfacción espiritual y las fuertes desigualdades generadas por el sistema económico, político y social, entre otras. A través de dicha Ideología hoy nos entregan una concepción de mundo creada a favor de los intereses de unos pocos, naturalizando los valores anteriormente citados como aquellos “reales” y “adecuados”, sin posibilidad de cambio. Esto permite, en definitiva, que el capitalismo pueda seguir reproduciéndose, pues mantiene los valores que lo condicionan y fortalecen en el despliegue individual y grupal de quienes componemos nuestra sociedad.
(ii) La disputa
institucional: Creemos que la institución debe estar al servicio del ser humano, nunca
constituirse como un fin en sí mismo, sino como un medio cooperativo para la
realización espiritual y material plena del individuo. No obstante lo anterior,
hoy ésta funciona como herramienta de dominación de clase, respondiendo al
provecho de quienes detentan el poder fáctico de este país. Por ello, creemos que debemos disputar la
institucionalidad para convertirla verdaderamente en una herramienta al
servicio del cambio social, pero siempre poniendo atención en el plano en el
cual se desarrolla, contextualizándola en su tiempo y espacio. Efectivamente,
no nos sirve una institucionalidad llevada por los mismos grupos reaccionarios.
Creemos que debe ser el pueblo organizado quien debe dar la efectiva disputa
del plano institucional, desde la misma discusión, propuesta y trabajo basal a
través de juntas de vecinos, agrupaciones culturales, sociales y políticas,
etcétera.
Así,
entendemos que tal alternativa contra hegemónica no debe quedar sólo supeditada
a un proceso de disputa institucional
del poder, por el contrario, debe gestarse desde la urgente necesidad de
construir tejido social, organización local y basal que modifique la
constitución del individuo en sociedad y nos permita, mediante la articulación con los distintos actores
sociales, continuar acrecentando la disputa política tanto en el plano socio-cultural
y con ello en lo institucional (proceso dialéctico: disputamos las consciencias
del individuo para gestar su organización, fortaleciendo el tejido social para,
poder medio de la cooperación entre el mismo pueblo organizado, se siga
proliferando en ella), para detener así la autoproducción del capitalismo tardío
e iniciar colectivamente un nuevo ideario, contextualizando dicho proceso en la
realidad global y nacional del S.XXI.
c. Principios de Actuación política:
Filosofía de la Praxis.
Creemos,
como principio general que irradia todo nuestro actuar, que la clave de los
cambios está en la práctica, en la acción transformadora. Es esto a lo que
llamamos “praxis”, por ende, nuestra filosofía es la “filosofía de la praxis”:
creemos que no basta una mera vocación o voluntad revolucionaria, debe existir,
como despliegue de ésta, una verdadera actividad transformadora.
Una
vez entendido esto, no podemos sino desarrollar la filosofía de la praxis si no
es desde tres subprincipios:
Subprincipios.
1. Ética Política: Nuestro
proyecto político no puede entenderse meramente como un programa de acción
política y transformaciones económicas, sino que debe, esencialmente, y desde
el concepto de “cambio social”, comprenderse como una “ética vital”. Recalcar
el concepto de lo “humanitario” de la política: “la última y más importante
ambición revolucionaria es ver al hombre liberado de su enajenación”. Y ésta,
como consecuencia del sistema capitalista, no puede ser parte del trabajo
político de la izquierda, i.e. no podemos repetir las prácticas derivadas de la
ideología del sistema en nuestro actuar político.
2. Análisis político de la realidad
circundante: El método de
análisis para tomar una decisión viene de un proceso de observación y reflexión política. Esto significa, en un sentido estricto, hacer
política a partir del análisis de los elementos esenciales que determinan un suceso particular. Por
elementos esenciales debe entenderse:
i. la correlación de fuerzas operante en aquél
suceso objeto de análisis,
ii.
el espacio y tiempo en que se sitúa y
iii.
las consecuencias de la realización de una acción política de acuerdo al
objetivo que debiese fundarla.
3. Unidad
entre el Sentir/Pensar/Hacer: El sentir como lo que nos mueve, pero también lo
que pensamos, lo que creemos. Debe existir una unidad entre aquella fuerza
personal y grupal que nos impulsa a hacer cambios, y su desarrollo y contenido
ideológico-conceptual, es decir, entre el sentir y pensar con el hacer. Así, la
praxis debe ser el despliegue político indispensable de nuestro proyecto y
ética política.
d. Principios de Organización Política:
1. Militancia orgánica: conjunto de responsabilidades acordadas
por el conjunto colectivo. Dicen relación con el compromiso orgánico y de
tareas, ademásde la capacidad de actuar, en unidad de acción, ante la decisión
colectiva gestada desde la reflexión común.
2. Horizontalidad formal: Partimos de la constatación de que las personas formamos parte de una
comunidad y que debemos jugar un rol en la misma, por eso planteamos cambiar la
lógica de las relaciones de competencia, por unas de coordinación y
cooperación. Este punto, no
obstante, no dice relación con un desorden orgánico, sino que entiende la divisón
de roles como un compromiso operativo y de delegación, habla en función de las
misiones esenciales del trabajo práctico.
e. Elementos Tácticos: Líneas de Acción
Política.
Los
nuevos desafíos y la comprensión actual de la sociedad requieren de una izquierda
propositiva políticamente hablando y no reaccionaria ni marginal. Por lo mismo,
creemos fundamental la necesidad de hoy generar participación y organización en
espacios donde ésta es carente, apelando siempre a forjar la constitución de un
sujeto colectivo que construya poder popular. Es lo que entendemos como
“construcción del tejido social”, la generación de espacios de deliberación y
creación en los lugares de desenvolvimiento común del individuo. Para ello,
entendemos como vital:
a) Articulación social y política: trabajo mancomunado como táctica para
lograr grandes transformaciones junto con los grupos organizados: gremios,
sindicatos, juntas de vecinos, centro de estudiantes, agrupaciones culturales,
etcétera.
b) Relaciones simbólicas: disputa estética y lingüística,
re-definir significantes.
c) Trabajar desde lo
cotidiano/Politizar desde lo despolitizado: Trabajo en torno a proyectos concretos que permitan
la articulación en base a éstos en espacios hoy despolitazados, como así
también demostrar nuevas lógicas de entender el fenómeno político para las
personas no insertas en procesos de disputa política, apelar a la cotidianeidad
del individuo.
d) Disciplinas y competencias: Poder aportar al trabajo político
desde nuestras profesiones, habilidades o competencias, de forma de volcar
nuestros conocimientos específicos al proyecto transformador.
Proyecto de Desarrollo
Estratégico para la Universidad.
PDE - Actuar Colectivo
Universidad de Chile.
I. ¿Por qué nace Actuar Colectivo?
Actuar
Colectivo nace bajo la necesidad de crear un nuevo sujeto estudiantil: queremos, así, cambiar la lógica de
acción individual por una de acción colectiva.
II. ¿A qué aspira Actuar Colectivo?
Nuestra
consigna es una sola: se necesita una nueva organización para una nueva
Universidad, ambas dentro de un enfoque del cual nos sentimos parte y
herederos: la lucha por el cambio social.
III. Objetivo Estratégico:
Nuestro objetivo estratégico como colectivo, en el espacio universitario, es el de construir una Universidad orientada al Cambio Social. Hoy, la lógica mercantil imperante ha degradado la Universidad, espacio de producción de conocimiento, convivencia social y testigo y propulsor de grandes cambios sociales, a uno donde sólo se buscar la adquisición de un título profesional, sin importar nada más. Así, este espacio universitario se torna un lugar de mero tránsito, donde lo relevante es la competencia individual por desarrollar de mejor forma las habilidades de cada uno de sus integrantes, sin importar en lo absoluto tanto las variantes propias del espacio universitario como los objetivos anteriormente señalados.
Así, el objetivo estratégico de nuestro colectivo es tornar la Universidad al servicio del pueblo y sus necesidades, volcar la Universidad, su concepto y desarrollo, a la lucha por los grandes cambios sociales que hoy el país necesita. Esto, desde diferentes ámbitos que reconocemos como “elementos estratégicos” para la consecución de nuestro objetivo, a saber: (i) cambiar la lógica de comunidad imperante dentro del espacio universitario; (ii) generar la batalla por las ideas y el conocimiento dentro de la institución correspondiente.
IV. Elementos estratégicos:
Los
elementos estratégicos son aquellos que consideramos vitales desarrollar a objeto
de conseguir el objetivo final, es decir, una Universidad orientada al cambio
social. Para esto creemos necesario buscar dos grandes objetivos, objetivos
base que nos permitirán acercarnos a la consecución de lo anterior:
(1) Cambiar la lógica de comunidad imperante en
la Universidad.
Esto
responde a una pregunta esencial: ¿se puede cambiar el mundo desde la política
universitaria? El estudiante, en lo efectivo, puede ser un sujeto
revolucionario, pero éste no podrá por sí mismo desarrollar una presión tal que
propicie una efectiva transformación en todos los aspectos de la vida en
sociedad, sino que será partícipe del cambio transformador, el cual se consigue
a través del ejercicio de la política a manos del pueblo: el y la trabajadora,
el y la pobladora, explotados, oprimidos y dominados al fin y al cabo. No
obstante esto, hay un cambio vital, profundo y de trascendencia que puede
emerger desde nuestra propia acción universitaria: hoy, podemos modificar la
Ideología del Capital presente en cada una de las acciones que desarrollamos
como individuos dentro de nuestros espacios de convivencia, instituciones de
educación. Esto pertenece a la matriz del concepto global de trabajo, más allá
del ámbito Universitario, de Actuar Colectivo: generar una disputa contra-hegemónica para combatir la Ideología del
capital como concepción de mundo, es decir, aquellos valores que se entienden
naturalizados y rigen todo nuestro actuar en sociedad. Estas ideas también
se encuentran instaladas en el desenvolvimiento común del estudiante -incluso a
nivel político, replicando prácticas enajenadas- en nuestra Universidad. Esto conlleva, entonces, la batalla ética de
constituirnos como sujetos que logren sortear los diferentes vicios a los
cuales nos somete día a día el modelo.
Así, lograr modificar dicha concepción implica, entonces, superar el individualismo y la competencia, reemplazándolas por las lógicas de acción colectiva para la autodeterminación, la superación de problemáticas y el trabajo mancomunado. Generamos la disputa de las condiciones subjetivas del movimiento social. Esta modificación no va de la mano simplemente con un avance sustantivo en nuestra Universidad a objeto de entender que hoy no puede existir una vanguardia a nivel de partido o colectivo que intente realizar los cambios prescindiendo de una real participación de la comunidad, como hoy en día sucede, sino que apunta a un cambio aún más global: generar dicha transformación implica un pueblo aún más consciente que generará futuras batallas más allá de la Universidad. Así, la transformación del concepto de comunidad en la Universidad conlleva dos elementos vitales: (i) la batalla de las conciencias, la lucha contra la Ideología propia del sistema que se replica en nuestro actuar, de forma de otorgarle un cimiento sólido a nuestra organización y (ii) como desenvolvimiento de lo anterior, la gestación de la organización y el sujeto colectivo como elemento central para nuestra lucha.
(i) La batalla de las consciencias:
En
(i), la batalla de las consciencias, peleamos por pasar del individualismo a la
lógica de acción colectiva, de la competencia hacia la cooperación: peleamos
por modificar los valores naturalizados que rigen nuestra sociedad y cada uno
de nuestros espacios de desenvolvimiento. Luchamos contra la Ideología del
sistema capitalista, la enajenación propia como consecuencia de su desarrollo,
las condiciones (consecuencias) subjetivas mismas del sistema. Generamos, con
esta lucha:
(a) En torno a las vanguardias: Que no existan vanguardias a nivel
político o personal que se establezcan como los encargados de gestar el proceso
reivindicativo. No basta una lucha por la educación o la modificación del
sistema si ésta sigue recayendo en unos pocos, el denominado “activo político”.
(b) La superación de la lógica de
“las bases” y “el dirigente”:
Acá no existen iluminismos: tenemos representante, no individuos que dirigen
nuestro actuar. Para que ello sea efectivo y pase del ideal o lo discursivo a
lo práctico se requiere un trabajo empoderado, participativo y real del
estudiantado. Para generar dicho involucramiento, es necesario un cambio de
perspectiva basándose en la importancia de la acción colectiva para la
transformación efectiva de problemas que nos competen a todos. Es, entonces, un
cambio axiológico, valorativo en las consciencias del estudiantado.
(c) Suprimir la enajenación detener la práctica enajenada: Dentro del ámbito más interno de la
política estudiantil, la lucha por terminar con la práctica enajenada de la
competencia intestina entre la izquierda, el concepto sin miramientos del “fin
justifica los medios”, el ver al compañero y compañera como un voto sin
escatimar en medios para su consecución. Para esto se requiere una ética
revolucionaria: no replicar en nuestros espacios las prácticas que desgastan al
sujeto político y alejan al estudiantado de la participación en temáticas
sociales, en la política misma.
(d) Un cambio de trasfondo hacia
fuera de la Universidad:
el transformar las consciencias nos permite dar un salto cuantitativo en el
proceso revolucionario. En términos concretos, el “despertar social” produce
que la construcción en la Universidad sea sólo un paso: quien logra comprender
la necesidad de un cambio revolucionario no dará dicha pelea sólo en su
espacio, sino que en diferentes ámbitos de su vida y sus lugares de
desenvolvimiento. Así, se genera un pueblo consciente que lucha por sus
objetivos más allá de la Universidad, asumiendo que los cambios reales son de
largo aliento.
(ii) La generación de un sujeto colectivo en la
Universidad:
En
(ii), buscamos generación de un sujeto colectivo (idea plenamente ligada a lo
anterior). Debemos retomar la idea de
construcción de tejido social en cada
uno de nuestros espacios, siendo para ello vital la construcción de
diversos sujetos colectivos en cada uno de los espacios en que se conviva que
nutran dicho tejido. Entendemos como sujeto colectivo a la población
empoderada, democrática y auto-suficiente. Entendemos como construcción de
tejido social al entramado de sujetos colectivos que, aunando fuerzas y en
mutua cooperación, levantan una lucha mancomunada desde los valores y objetivos
que los unen. Así, en términos concretos:
(a) Creación de una Comunidad
estudiantil: Debemos
pasar de la acción individual a la acción colectiva. Entendernos como partes de
una comunidad estudiantil empoderada, no como meros actores. Acá ya no hablamos
de la mera transformación de consciencias, sino que nos referimos a cómo, una
vez ahondándose en ésta, somos capaces de articularnos. Para ello es vital
fortalecer las instancias de deliberación colectiva como las asambleas de
generación, fomentar la realización de grupos de trabajos temáticos en la
Escuela, transversalizar la función del representante, otorgarle un carácter
ejecutivo más que deliberativo a la Mesa CED y propiciar, en medida de lo
anterior, la paulatina desaparición de los representantes.
(b) Disputar la Triestamentalidad y
el Co-gobierno: Así,
fortalecido el lazo propio del estudiantado, ello tiene que derivar en una
mancomunión necesaria con el resto de los estamentos: la Universidad de
constituye con estudiantes, auxiliares, co-docentes y profesores. Es de vital
importancia disputar hoy la triestamentalidad y el co-gobierno universitario.
(2) Condiciones Objetivas: La Disputa por el
conocimiento.
La
disputa por el conocimiento viene a suplir un segundo plano dentro de los
elementos estratégicos: generar la
batalla por las condiciones objetivas de la Universidad. Ante un
neoliberalismo fortalecido por la Concertación y enclavado ya no sólo en la conciencia
de cada uno de nosotros, condicionando en buena parte por medio de la
enajenación nuestro despliegue y praxis, sino también en el entramado
burocrático e institucional que, a nivel de superestructura, genera la “jaula
de hierro” que mantiene y fortifica el sistema político-económico heredado de
dictadura. Ello se refleja también en nuestra Universidad, donde su Proyecto de
Desarrollo Institucional se transforma en mero papel o es insuficiente al
momento de afrontar los desafíos propios de la sociedad chilena, encontrándose
al debe con un Chile y su pueblo que dice representar.
Entendemos que estos elementos
generan re-entender la educación como un elemento liberalizador y a favor de la
ciudadanía, en contraposición a su composición actual establecido -por las
clases dominantes- como un instrumento de control social. Y no, no meramente
como un mecanismo de control social: la concepción de Escuela Liberal nos
determina a un grado mayor que, mucho más empático como traicionero, nos lleva
a considerar a la institución estudiantil como un “mecanismo de promoción
social”.
A
través del conocimiento crítico podemos construir sujetos revolucionarios que
reproduzcan su aprendizaje, utilizando sus competencias y habilidades para
generar transformaciones profundas en nuestra sociedad.
Así,
a objeto de modificar estas condiciones objetivas representadas en la forma que
tiene la Universidad –reivindicando,
así, el concepto de UNIVERSIDAD PÚBLICA- de entender el conocimiento,
proponemos:
i.
Reorientación del conocimiento: el
conocimiento que se genera en la Universidad debe ser utilizable como
herramienta de transformación para el pueblo. Esto implica, a su vez, asumir
nuestras competencias y habilidades y volcarlas al empleo de lo que hoy a nivel
popular se requiere. Así, debemos cuestionar si ésta se entiende desde un
perfil meramente profesionalizante o está a la altura de lo que una sociedad
requiere realmente para la justicia social, es decir, si en definitiva responde
al mercado y sus transacciones.
Todo
esto tiene que ver también con tres aspectos básicos y vinculados uno con el
otro, donde la Universidad debe:
a) Investigación: producir conocimiento vinculándose como institución con el campo popular. Nuestras disciplinas deben orientarse hacia problemáticas que hagan proclive generar propuestas y soluciones a favor de las necesidades de la comunidad, produciendo transformaciones tendientes a un efectivo cambio social.
b)
Extensión: dicho
conocimiento debe ser socializado y trabajado directamente con la sociedad,
generando un proceso teórico-práctico desde la comunidad estudiantil y docente
con su entorno. Hablamos, así, de la socialización del conocimiento.
c)
Conocimiento libre: que
la producción de conocimiento no se encierre en las paredes de la Universidad
ni se entienda sólo desde la extensión, sino que debe ponerse al servicio de la
comunidad en sus múltiples facetas.
ii.
Fin a la academia liberal: como
consecuencia de lo anterior y en el entendido de la construcción de una
verdadera universidad compleja (es decir, en oposición a las “docentes” de mera
enseñanza, sino de aquellas que producen extensión, investigación, etc) para el
campo popular, re-entender las instituciones de educación y la educación en sí
como un mecanismo de “promoción social”, pues dicha idea mantiene el statu quo
de la división de clase, entendiendo desde un errado concepto de meritocracia
que la educación debe ser una elemento que condicione tus ingresos económicos y
con ello tu vida. Así, al dejar de entender la educación como una herramienta
mediada por el capital, ésta pasa a entenderse desde un verdadero ámbito
científico-humanista, buscando el desarrollo integral del ser humano desde su
individualidad y conjunto.
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